“El que es diferente a mí no me empobrece, me enriquece”
– Antoine de Saint-Exupéry.
Con el fin de entender el trastorno del espectro autista (TEA), guiar y apoyar a las familias, y concientizar sobre el tema; para esta entrada del blog conversamos con Laura Elena Cortés Bandala, psicóloga educativa por la Universidad Pedagógica Nacional con seis años de experiencia en inclusión educativa de niños y adolescentes con Autismo.
Los signos tempranos en los que deben poner especial atención los papás o cuidadores principales son la falta de contacto visual con otras personas, no señalar con el dedo o no mirar lo que se le señala, algunos movimientos recurrentes con las manos comúnmente llamados “aleteos”, caminar en puntas, retraso en la aparición del lenguaje o ausencia de este y un claro desinterés en la interacción social. Otro indicador lo constituyen las alteraciones sensoriales, aunque no necesariamente se presentan en todos los casos, las más observadas son: alta sensibilidad a sonidos, luces, colores, texturas y/o alimentos. Esta sensibilidad les puede generar irritación, alteración de la conducta e incluso dolor. En caso de presentar una o más muestras el menor deberá ser valorado por un equipo multidisciplinario integrado generalmente por pediatra, paidopsiquiatra (psiquiatra infantil) y psicólog@ con experiencia en detección de autismo, esto último es muy importante.