El 14 de febrero es un día que relacionamos con amor y amistad, chocolates y tarjetas, flores y corazones. Y por eso es el día perfecto para hablar del corazón como órgano vital que no sólo simboliza el amor, sino que también es una impresionante máquina biológica.
Aproximadamente 7,500 litros de sangre son bombeados diariamente por el corazón, funcionando ininterrumpidamente como un procesador de la más nueva generación. Si comparáramos su eficiencia, podríamos decir que supera ampliamente la batería de una MacBook. Un dispositivo capaz de funcionar sin detenerse durante décadas y sin necesidad de recargarse; aunque sí está impulsado por electricidad, pero genera sus propios impulsos eléctricos a partir del oxígeno que recibe.
El tamaño es relativo, mientras que en los humanos el corazón representa únicamente el 0.5% del peso corporal y late en promedio 60-100 veces por minuto, en los colibrís llega a representar hasta el 2.5%, además de alcanzar hasta 1,200 latidos por minuto. El corazón más grande es el de la ballena azul y pesa aproximadamente 180 kg, mientras que el de los mosquitos es diminuto, apenas visible en microscopio; el órgano humano pesa en promedio unos 300 gramos.
Aunque generalmente se asocia el amor con el órgano vital, en realidad las emociones se procesan en el cerebro, pero el sistema nervioso hace que los latidos se aceleren o ralenticen, alertándonos de nuestra condición física en tiempo real y sin necesidad de notificaciones push.
Existen estudios que demuestran que los corazones de las parejas sincronizan sus latidos cuando están cerca uno del otro. Este curioso fenómeno es similar a la tecnología de emparejamiento vía bluetooth, donde la proximidad física permite la sincronización automática.
Se estima que la sangre tarda unos 20 segundos en dar una vuelta completa al cuerpo y es gracias al corazón, el músculo más resistente que genera suficiente presión para lanzar chorros a casi 10 metros de distancia, algo así como 17 iMacs formadas. El sistema circulatorio mide aproximadamente 96,560 kilómetros, la vuelta al mundo casi dos veces y media.
La forma clásica del corazón dibujado, por otra parte, no se parece en absoluto a un corazón real. Se cree que la figura proviene de antiguas representaciones de hiedra o higos, asociados con la fertilidad y el amor en la antigua Grecia y Roma. Actualmente es uno de los emojis más usados en todo el mundo.
La innovación tecnológica tampoco se ha olvidado de él, dispositivos como el Apple Watch pueden detectar ritmos cardiacos irregulares y alertar sobre posibles problemas futuros, además de analizar cambios súbitos en la frecuencia cardiaca para detectar emergencias por caídas. Además de ofrecer la posibilidad de realizar un electrocardiograma desde la muñeca, capaz de detectar arritmias y registrar datos que pueden ser compartidos con médicos para un mejor diagnóstico.
En Sensei Learning sabemos que el corazón, el amor y la tecnología están más involucrados que nunca. En este día del amor y la amistad, recordemos lo increíble que es que nuestro corazón lata con fuerza.
Jessica Taifeld