Pocas son las profesiones que permiten a sus trabajadores reinventarse de vez en cuando, mucho menos experimentar y aplicar nuevos métodos prácticamente a diario; pero el caso de la docencia es una excepción, los maestros tienen la posibilidad de empezar de nuevo con cada inicio de curso.
Casi nunca nos detenemos a pensar en el impacto que puede tener un maestro en la vida de sus estudiantes. Una palabra de aliento, una felicitación, o una llamada de atención pueden definir a largo plazo el rumbo de la vida de su alumno, para bien o para mal.
“Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre.
El hombre no es más que lo que la educación hace de él.”
-Emmanuel Kant
Como adultos, tenemos diferentes necesidades y formas de afrontar el estrés, a los niños y jóvenes les ocurre lo mismo; pero ellos, al menos en el ambiente escolar, no cuentan con tanta libertad para expresarse o desenvolverse según su personalidad y exigencias.
El sistema educativo convencional maneja una escala que abarca muchas más cosas que el conocimiento, ¿cuáles son los lineamientos cuantitativos para establecer una calificación de las materias que no miden el aprendizaje? ¿Cómo decidir las notas de aquellas materias que cada alumno entiende a su modo como el arte, o la conducta? Con cada nuevo ciclo escolar los profesores cambian de alumnos y los alumnos de profesores, ¿si todo cambia porqué los métodos educativos habrían de permanecer igual? Entendiendo que cada individuo es único y cada grupo tiene exigencias particulares, ¿para qué homogeneizar el modelo educativo, si se puede expandir y diversificar? La educación no debe conocer de límites, sino de puentes.
Si bien es cierto que la enseñanza fue una de las áreas más afectadas a raíz de la emergencia sanitaria por Covid 19, también fue una de las que más evolucionó y supo adaptarse gracias a los maestros. Implementar el uso de herramientas digitales fue indispensable, pero ahora que alumnos y docentes han adquirido el conocimiento y las habilidades necesarias sería mejor aprovecharlas para explorar nuevas formas de enseñanza y aprendizaje.
El uso de tecnología educativa por parte de los maestros brinda principalmente tres beneficios:
1. Incrementar la productividad, ayudando a facilitar el trabajo.
2. Conectar con los alumnos mediante la producción de materiales.
3. Conceder a los estudiantes la posibilidad de ser creadores y no
consumidores de conocimiento.