Profesores y bienestar emocional

Ahora que después de dos ciclos escolares retadores, el regreso a las aulas se ha prácticamente completado, es de suma importancia cuidar y procurar el bienestar emocional de los docentes, para que ellos puedan velar y ser soporte para el alumnado.

     A raíz de la crisis sanitaria desatada por el COVD-19, las partes involucradas en la educación se vieron obligadas a enfrentarse a preguntas fundamentales sobre el papel que juegan las escuelas en la sociedad. 

     Para muchos maestros, adaptarse a los nuevos modelos fue muy difícil y estresante, situación que se vio agravada por la incertidumbre propia de la pandemia. Sin embargo, las dificultades no han cedido con el regreso a las aulas, ya que ahora han tenido que ser apoyo para los estudiantes con dificultades de adaptación. 

     La forma en que los profesores se sienten en su entorno, influye profundamente tanto en su propio éxito como en el de sus alumnos. El sentir de los estudiantes impacta su voluntad participativa y sus resultados académicos; debido a que los maestros marcan la pauta en los salones, sus emociones influyen en las de los estudiantes. 

     Ayudar a los estudiantes a evolucionar es un objetivo primordial entre los docentes, quienes se sienten más motivados por influir positivamente en sus alumnos, que por otro tipo de beneficios. Debido a que las emociones de los profesores se encuentran profundamente entrelazadas con sus metas profesionales, experimentar emociones positivas en el trabajo es fundamental para reforzar su entrega y su compromiso con la docencia. 

     Cuando los maestros atraviesan por un desequilibrio entre el educador que quieren ser, y los roles que se le adjudican, se corre el riesgo de agotamiento emocional que frecuentemente desencadena en desgaste físico y mental.

     A menudo la solución para las experiencias emocionales de los profesores suele ser el autocuidado, dándole demasiada importancia al individuo y muy poca al sistema organizativo y social en el que trabajan. Contrario a lo que nos han enseñado a pensar, experimentamos mejor nuestros sentimientos a través de nuestra identidad personal y/o profesional y la transferencia de emociones entre individuos a medida que interactuemos con ellos. Las emociones de los maestros pueden impulsar el compañerismo o propagar el hartazgo. 

     Debido a que las sensaciones de los profesores muchas veces están encasilladas por sus posiciones laborales, suelen reforzar la cultura escolar predominante, incluso cuando esta no sea la más apropiada. Cuando los educadores se ven en la necesidad de fingir o limitar constantemente su sentir para satisfacer las normas escolares, pueden llegar a experimentar mayor agotamiento y desmotivación. 

     Trabajar en el autocuidado, acudir a capacitaciones y aprender mejores métodos de regulación emocional tiene un impacto positivo, pero no el suficiente. Es de extrema importancia que el bienestar emocional de los maestros se aborde a nivel organizacional.

     En Sensei Learning entendemos la relevancia del bienestar emocional del personal docente, motivo por el que desarrollamos un módulo completo dedicado al autoconocimiento, la comunicación asertiva y la catarsis; capacitaciones que pueden influir positivamente en sus vidas y su trabajo.

Jessica Taifeld